¿Bullying en Nivel Inicial?

Por: Lic. María Zysman


Hace muchos años que me dedico a la temática del bullying y en reiteradas oportunidades he atendido demandas referidas a los niños en edad preescolar. Familias preocupadas, docentes inquietos, medios de comunicación ávidos por “contar casos”; consultan impacientes.

Es lógico; no queremos que se nos pase nada por alto, no queremos ignorar una problemática que –cuando se presenta- puede tener efectos o consecuencias gravísimas.

Urge atender a la demanda con calma y mesura. Pensar y definir el término bullying nos puede ayudar en este sentido para no minimizar pero tampoco exagerar a la hora de hacer diagnósticos y pensar estrategias.

Con el término bullying definimos una estructura muy clara que se construye entre pares en la cual un niño o adolescente hostiga de manera sostenida, reiterada e intencional a otro niño o adolescente ante la presencia de testigos. La mirada del otro incrementa la angustia y vergüenza de quien ocupa el lugar de “víctima”. Consiste en atacar de tal manera a ese compañero que se sienta humillado y despreciado por los demás.

Los adultos a cargo no intervienen, muchas veces no ven que esto esté sucediendo o interpretan que “no pasa nada” o “no es para tanto” y que se resolverá.

Hablamos de bullying entonces cuando hay un plan, una estrategia sostenida y dirigida a menoscabar la autoestima y reputación de un niño o adolescente, cuando alguien es capaz de generar tal miedo (envidia o admiración) en los otros que esos otros responden, sin pensar, a sus iniciativas y demandas. ¿Cómo responden? Haciendo: pegando, insultando, “apodando”, riendo y tantas otras maneras. Para denigrar a otro se recurre a insultos, rumores, roces, guiños, toques, zancadillas, dejadas de lado, ninguneos, amenazas, golpes y golpizas, rotura de pertenencias, desprecio y descalificación.

Luego de esta definición se impone una pregunta: un niño de 3, 4 o 5 años ¿puede plantear este escenario?
El pensamiento durante esta etapa es preoperatorio, teñido de egocentrismo (evolutivo), sorpresa, descubrimiento e ingenuidad. Los otros niños son tan egocéntricos como él o ella y van a pelear por un lugar en la ronda o un juguete hasta quedarse con los pelos de su contrincante en la mano.
Esperar, compartir, ceder, escuchar, construir en grupo y reconocerse parte de un grupo es el gran desafío de esta etapa. En ese recorrido pueden surgir – y de hecho surgen- muchos obstáculos y resistencias. A algunos chicos les cuesta más que a otros, y a algunos padres y madres también.
Es una etapa en la que el juego es una forma de vincularse, de aprender, elaborar, defenderse y expresar. En el juego podrán surgir peleas y en él tenemos un lugar privilegiado para observar cómo se apropian de determinados roles y cómo descartan otros; cómo se adjudican lugares, ganan o pierden territorios. Hay chicos que desarrollan un juego rico y creativo y lo lideran; otros se dejan llevar y aceptan aquello que les es dado. Todo esto es parte del juego, lo nutre y pone en escena.
Los chicos se eligen espontáneamente para jugar “¿querés ser mi amigo?”, “¿dale que vos sos la hija y yo la mamá?”, “¿puedo jugar?” son frases habituales entre niños y niñas pequeños. También lo son “no te quiero más”, “no soy más tu amiga” o “no te dejo jugar”, pero luego esto se revierte, prima la diversión (o las ganas, el aburrimiento, la creatividad y la imaginación) y nuevamente están ahí, jugando y sin rencores. Sin rencor ni resentimiento, sin estrategias ni planes de exclusión.

Sin dudas, hay chicos con dificultades para relacionarse, chicos con problemas para frenar impulsos, chicos angustiados que agreden a los compañeritos y aquellos que gritan o insultan. Hay tensiones, peleas y berrinches. Pero esto no es bullying. No es bullying cuando no hay un plan sistemático de exclusión y humillación. Nombrarlo así tal vez calma esa angustia de “no saber” que solemos tener los adultos.

El nivel inicial es ideal para construir las bases de una buena convivencia en la escuela. Es un momento privilegiado para prevenir la aparición de conductas relacionadas con el hostigamiento. Vamos a trabajar en dos espacios paralelamente: el de los padres, sus vínculos e influencias; y el de los chicos en su salón de clases.

En lo que se refiere al trabajo con padres, haremos foco en los modelos de identificación, los límites, la no discriminación, la competencia y rivalidad. La inclusión y conocimiento del otro como premisa para el encuentro, el “despojo” del egocentrismo y la “monarquía” evolutiva, es decir, el poder compartir, esperar y postergar. Encontrar ese lugar óptimo donde ubicarnos: presentes y participativos pero no protagonistas. Son los chicos los que se acercan o alejan, son ellos los que juegan y participan (o no), son ellos los que van al jardín. Nosotros los acompañamos y sostenemos

Con los chiquitos quiero mencionar lo referido a la redirección del juego cuando se detectan “semillas” de exclusión, peleas que se encallan o dificultades para aceptar al otro.
Debemos fomentar la empatía, el conocimiento del otro, la expresión de uno mismo, la asertividad, la escucha.
Algunos niñitos son especialmente hábiles para justificar sus actos (sobre todo a los 5 años) y así excusarse; está en nosotros la posibilidad de tomar aquello que surge espontáneamente como experiencia de aprendizaje.

Contar un cuento, disfrutarlo con los chicos sin objetivos de evaluación o actividad sistemática posterior, permite que se “abran puertas” con ellos, que se planteen preguntas, que los mismos chicos expresen lo que les pasa y cuestionen lo establecido.
También podemos dramatizar, utilizar marionetas, títeres, muñecos; todo aquello que sirva para vehiculizar y simbolizar.

En los talleres con chicos suelo trabajar las emociones, qué nos genera alegría, miedo, vergüenza, rabia, asco; las representamos con colores, nos dibujamos, hacemos tarjetas con mensajes para nuestros amigos, collages de sentimientos. Dibujamos y escribimos haciendo carteleras “analógicas” para contrarrestar tanta palabra digital. Expresamos quiénes somos y cómo nos gusta que nos traten.
Se trata de prevenir, de ofrecer modelos de convivencia positivos y creativos, de favorecer la expresión por todos los medios posibles para que los chicos registren y aprendan EL BUEN TRATO

Lic. María Zysman
Directora de la Asociación Civil Libres de Bullying
www.libresdebullying.com.ar
mariazysman@libresdebullying.com.ar